Biografía de Henry Fiol
Henry Fiol es un cantante, músico, arreglista, compositor, director de orquesta y productor discográfico estadounidense de ascendencia puertorriqueña. Nació el 16 de enero de 1947 en Manhattan, ciudad de Nueva York, Estados Unidos. Antes de dedicarse al mundo del espectáculo musical, se desempeñó como maestro de escuela. En esa etapa enseñaba Artes Plásticas, materia que aprendió durante sus estudios superiores. Más adelante, ilustró las carátulas de sus primeros discos. Con los CD las portadas se hicieron muy reducidas para sus pinturas y dejó esta actividad artística.
El blanco que canta como negro, como también se hace llamar, lleva más de medio siglo en la escena musical. Dedicado a la música tropical bailable ha construido un amplio repertorio de canciones, influenciado directamente por la música popular cubana. Entre sus temas más populares, se mencionan los siguientes.
"Ahora me da pena", "Zúmbale", "La juma de ayer", "Oriente", "Mala suerte", "Ven y baila mi son" y
"Tiene sabor".
Aunque es catalogado como cantante de salsa, en alguna oportunidad expresó que preferiría clasificar su música de otra manera. Quizás, dijo, como son moderno, montuno, típico o música del corazón, como la denominan algunos. Antes de emprender en solitario, fue vocalista de dos conjuntos de música tropical bailable con los que grabó varios discos. En el último de esos grupos, fue cofundador. Durante su carrera como solista ha grabado la mayor parte de los álbumes que tiene hasta ahora.
Su contribución a la música latina bailable ha sido bien reconocida. En sus canciones están presentes la ciudad, el barrio y la esquina, con sus circunstancias y su lenguaje. Con gran creatividad y humor, consiguió adaptar el son cubano al entorno que lo tocó vivir. Aunque no está entre los exponentes de más éxito comercial, tiene un público que lo admira. Numerosos aficionados salseros, de diferentes generaciones, ubicados en casi todo el mundo.
Niñez, Juventud y Vida Familiar
Henry Fiol nació en Manhattan, en el seno de una familia de inmigrantes. Su padre era puertorriqueño y su madre ítalo-estadounidense, pero se conocieron en la ciudad de Nueva York. Muy probablemente, esa diversidad cultural influyó en la formación del futuro cantante y la visión que tendría del mundo.
De niño quiso ser pintor. En esa área tuvo educación formal, además de su primer trabajo. Estudió la carrera de Bellas Artes en el Hunter College, al noreste de Manhattan. A la edad de veintiún años empezó a trabajar como maestro. Daba clases de Arte en algunas escuelas católicas de la ciudad de Nueva York.
En esa actividad no duraría mucho tiempo. Se decepcionó del mercado del arte, en particular de las galerías. Sentía que estaban dominadas por una élite y él se consideraba una persona del barrio. Como ese ambiente le resultaba incómodo, optó por la música. No tuvo educación musical de manera formal, todo lo aprendió en la calle.
Muchos años después, siendo músico y cantante profesional, volvería a la pintura. Pintó las carátulas de sus primeros discos, hasta el comienzo de los CD. Este formato, mucho más pequeño, hacía difícil mostrar el dibujo de las portadas.
Pero volvamos a sus primeros años.
En esa etapa prefería escuchar ritmos modernos, como el doo-wop. Este es un subgénero musical derivado de la fusión del R&B y el góspel. Sin embargo, sus gustos musicales cambiaron durante un viaje que hizo a Borinquen.
En 1961, visitó a parte de la familia que tenía en Puerto Rico. En esa bella isla caribeña tuvo su primer acercamiento a la música latina. Para ese momento, era un adolescente de catorce años. En la tierra natal de su padre empezó a escuchar a varios grupos musicales de moda. Entre ellos, el Conjunto de Rafael Cortijo con
Ismael Rivera.
Además, la música charanguera de esos años lo cautivó al punto de aprender a tocar la flauta de manera autodidacta. El entusiasmo por los ritmos latinos no se quedó hasta allí. A mediados de los sesenta se sintió atraído por el auge de los metales en la música latina. Ese sonido intentaba recrear el de la música cubana de décadas anteriores. Una orquesta que le llamó mucho la atención fue la de Johnny Pacheco, precisamente por el sonido de las trompetas.
Empezó a buscar esos sonidos en grabaciones de varios conjuntos musicales y artistas cubanos, considerados emblemáticos. Entre ellos,
La Sonora Matancera, Félix Chapottín y Arsenio Rodríguez.
A pesar de esa inquietud por conocer sobre la música latina, su escuela musical fue la calle. Fue el lugar donde aprendió y adquirió sus habilidades como cantante y conguero. Por esa época, empezó a ser parte de los coros y la percusión en las sesiones callejeras de descargas.
Con el nombre de rumbones, esas actividades se daban con frecuencia casi de manera espontánea. "Los músicos" solían reunirse en las calles de los barrios latinos, en las playas o en los parques. Era una manera muy sana de divertirse, de pasar un rato muy divertido. Estaba lejos de ser una labor profesional pero, sin duda, sirvió de aprendizaje y entrenamiento para muchos. Henry Fiol entre ellos.
Inicios de Henry Fiol en la Música
Henry Fiol tenía bastante experiencia cuando, hacia finales de los sesenta, dio sus primeros pasos en la industria musical. Durante varios años había tocado la conga en los rumbones que se armaban en los barrios latinos de Manhattan. En esas sesiones callejeras también cantaba en los coros. Por ese tiempo también tocaba en su casa, colocando música de fondo.
Ese aprendizaje le permitió entrar como conguero y corista, en algunas bandas neoyorquinas de música bailable. Al principio se relacionó con un conjunto de músicos que no eran latinos. Se presentaban en los hoteles judíos de las montañas Catskills, al sureste del estado de Nueva York. Era el único latino de ese grupo y, siendo el repertorio en inglés, solo tocaba la conga.
Empezó a cantar en ese conjunto musical, llamado La Placa, casi por azar. En una ocasión le dijeron que interpretara algo en español y lo hizo. Ese conjunto musical, cuyo nombre imitaba al Quinteto La Playa, llevaba guitarra eléctrica, trompeta, bajo, conga y timbales.
Antes de emprender en solitario, fue conguero y corista de varias agrupaciones de música latina. Veamos algunos ejemplos.
Corría el año de 1969. Henry Fiol, entonces de veintidós años de edad, empezaba a conocerse como corista y conguero en el ambiente musical neoyorquino. Su participación en varias orquestas profesionales le permitió mejorar en gran medida.
Una de esas agrupaciones fue la Orquesta Capri, con la que consiguió aumentar su preparación. Empezó a desenvolverse a un nivel más profesional. Esta orquesta cultivaba el son cubano, un estilo que coincidía con su manera de expresarse en la música.
Por esa época, que duró unos cinco años, también tocó con otras agrupaciones. Una de ellas, la Orquesta Broadway. Otra fue la Orquesta Típica New York, con la que realizó su primera grabación. Cantó el tema
"Cundy Macundy", de su autoría, incluido el álbum
"Mike Pérez y su Orquesta Típica New York". Este disco salió publicado en 1974.
Ese mismo año fundó el Conjunto Saoco, junto con el bajista y tresista William Millán. Esta agrupación se acercaba bastante a la propuesta que el cantante neoyorquino estaba buscando. Musicalmente estaba conformada por tres trompetas, sección rítmica, vocalista líder y coros.
El grupo incorporó la esencia del sonido típico cubano, pero evitó las imitaciones. Esto fue posible gracias a los creativos arreglos musicales de los dos músicos fundadores. Recrearon las estructuras de la música cubana tradicional, con un estilo fresco y una atmósfera urbana. Al menos así lo han dicho algunos conocedores y críticos especializados.
El debut discográfico del Conjunto Saoco ocurrió en 1976. Este año lanzaron el disco
"Siempre seré guajiro", con respaldo de la disquera Mericana Records. La producción del álbum estuvo a cargo de Henry Fiol y de William Millán. La producción ejecutiva fue responsabilidad de Joe Cayre.
Contentivo de ocho canciones, de este álbum salieron dos tremendos hits. Llevan los nombres de
"Lejos del batey" y
"Yo no como camarón", ambos de la autoría de Henry Fiol. Este fue el cantante principal de todos los temas, acompañado en los coros por Yayo El Indio y Adalberto Santiago.
El éxito de este primer disco le dio gran proyección al Conjunto Saoco. El grupo tuvo la oportunidad a de presentarse en el Madison Square Garden, en la ciudad de Nueva York. La banda fue considerada como una de las agrupaciones, de música latina bailable, más exitosas del año.
Henry Fiol fue igualmente el cantante principal del segundo disco de Conjunto Saoco. Publicado en 1977 con el nombre de
"Macho Mumba", contiene ocho canciones de guaracha y son montuno. En este trabajo discográfico participaron como coristas tres cantantes que luego llegarían a ser famosos. Fueron ellos, Adalberto Santiago, Ismael Quintana y Vitín Avilés. El trabajo de producción del álbum estuvo a cargo de Joe Cain, William Millan y el mismo Henry Fiol. Como productor ejecutivo estuvo Joe Cayre. Salsoul Salsa Series, subsidiaria de Mericana Records, fue la compañía discográfica que respaldó el disco.
Poco después de la salida de este segundo disco de estudio, Henry Fiol se separó de Conjunto Saoco. Lo hizo de forma imprevista, pero el grupo siguió adelante con el nombre de William Millán y su Saoco Original.
Aunque se alejó de Conjunto Saoco de manera inesperada, no lo hizo sin propósito. Estaba decidido a emprender una carrera en solitario con su nombre o con un conjunto propio. Los resultados de este nuevo proyecto musical comenzaron a verse en 1980, cuando lanzó su álbum debut en solitario. A esta etapa, dedicaremos el siguiente apartado.
Género musical
Henry Fiol ha sido considerado siempre como un cantante, compositor y músico de salsa. Así lo han percibido miles de aficionados de distintas generaciones, pero también muchos críticos especializados. Además, esa es una clasificación más cómoda para la industria musical.
Sin embargo, él describe su propuesta de manera diferente. Cuando descubrió la riqueza de la música popular cubana, quedó prendado del son montuno. Lo que quiso hacer con su música fue una adaptación de estos ritmos antillanos, con elementos más modernos. En especial, incorporando en la lírica la cotidianidad de ciertas zonas neoyorquinas.
Siendo muy joven se adentró en el conocimiento de la música cubana. Por ese tiempo fue influenciado por varios de los grandes soneros. Entre ellos, Abelardo Barroso, Cheo Marquetti,
Benny Moré, Joseíto Fernández y Miguelito Cuní. A pesar de ese influjo, no quería hacer música desde el recuerdo. Aspiraba a mantener la esencia del son cubano, pero adaptada a la época que le tocó vivir. En una entrevista que dio en 1990, lo explicó de la siguiente manera.
"La nostalgia… nunca ha sido mi objetivo. Yo he tratado de quedarme cerca de las raíces rítmicas, mientras agrego, al mismo tiempo, un toque contemporáneo a las letras y los arreglos. Si yo tuviera que etiquetar o categorizar mi sonido, yo realmente no lo llamaría 'salsa'. Probablemente lo llamaría 'montuno', 'típico', 'son moderno', o como algunos lo han llamado 'música del corazón'".
Como resultado de ese trabajo, logró un estilo propio dentro de la música tropical bailable. Consiguió ritmos pegadizos, con letras reveladoras de la realidad social que le tocó ver o vivir. Construyó una propuesta musical única e innovadora, que le permitió conquistar un espacio en la escena de la música latina.
El cantante ha negado que algunas de sus canciones sean de corte político o ideológico. Prefiere temas universales, aunque a veces hayan sido considerados de protesta. Su lírica se orienta más a aspectos fundamentales de la condición humana, presentes en cualquier tiempo o lugar.
Trayectoria y Legado
Henry Fiol se acerca a los ochenta años de vida. Desde que descubrió la música caribeña bailable, hace más de seis décadas, no ha parado trabajar en esa misma corriente. La estudió y la aprendió por su cuenta, interpretándola con respeto y gran admiración. Primero en las calles neoyorquinas, luego en diferentes agrupaciones de otros músicos. Después en un grupo del que fue cofundador y finalmente como solista o con su propia orquesta.
Su carrera en solitario va rumbo al medio siglo. Durante todo este tiempo ha lanzado una docena de discos de estudio y un par de recopilatorios. Con gran visión del negocio, en 1983 fundó una disquera de su propiedad. Más adelante, sin embargo, trabajaría también con otras compañías discográficas.
Catalogado por la industria como cantante de salsa, no ha tenido el éxito comercial que su talentoso trabajo musical merecía. No obstante, su obra ha sido reconocida por muchos críticos y conocedores. Pero más importante aún, goza del cariño y la admiración de muchos aficionados a los ritmos latinos. De buena parte de ese público, amante de la música caribeña bailable.
A pesar de que los años dorados de carrera musical quedaron atrás, continúa con sus presentaciones en vivo. Tiene un espacio bien ganado en el mundo del moderno son montuno y de la música tropical bailable. Como se dijo en apartados anteriores, Henry Fiol no estudió música. Se hizo en la calle. No sabe leer o escribir el lenguaje musical, pero ha compuesto numerosas canciones. Además, ha sido un talentoso conguero, director de orquesta y arreglista musical.
Ha sido uno de los pocos cantautores que ha ilustrado las carátulas de sus discos. Gracias a su destreza para el dibujo, pintó todas las portadas de sus primeros discos. Fue en la época cuando los álbumes se publicaban en formatos más grandes, contentivos de vinilos de 33 RPM. En 1978, la revista Latin New York le otorgó el Premio A La Mejor Portada Del Año. Fue por la carátula para el álbum
"Siempre seré guajiro", estrenado dos años antes por Conjunto Saoco.
Con la llegada del CD, terminó las ilustraciones. El artista sintió que el espacio disponible le impedía plasmar su creatividad pictórica. Durante esos primeros años, sin embargo, logró expresarse como el artista interdisciplinario que siempre ha sido. "Con la llegada del disco compacto ya no vale la pena, se pierde el trabajo, son muy pequeñas las portadas"”, dijo en una entrevista en Caracas en julio de 1998.
Demos una mirada cronológica por los principales hitos de su dilatada trayectoria en solitario.
A finales de los setenta emprendió su carrera como cantante solista. En 1980 lanzó
"Fe, esperanza y caridad", su álbum debut en solitario, con respaldo del sello discográfico SAR Records. Se trata de un disco de solo seis canciones, de las cuales la mitad fueron hits. Nos referimos a
"Ahora me da pena", "Oriente" y
"La juma de ayer", tres de sus temas más representativos. En esa media docena de canciones incorpora elementos de la música cubana tradicional. Entre ellos, el son montuno, la guajira y el guaguancó, además de la salsa que todavía gozaba de gran popularidad.
Sus siguientes dos discos de estudio salieron también con SAR Records, un sello discográfico de reciente creación. Con los nombres de
"El secreto" y
"La ley de la jungla", fueron publicados, respectivamente, en 1981 y 1983. En esos dos álbumes, Henry FIol interpreta son montuno, bolero y salsa, entre otros géneros de la música latina y caribeña.
En 1982, organizó su propio conjunto de música, con una gama más amplia de instrumentos. Contaba con una trompeta y un saxofón tenor, además de conga, bongó, güiro, bajo acústico y piano. En la parte vocal, estaba él como cantante principal y dos coristas. En una entrevista que dio cuatro años después, explicó por qué escogió esta estructura musical. "Mi decisión para cambiar a la combinación de trompeta y saxofón tenor estaba basada en años de escuchar el jazz". El último álbum con SAR Records lo grabó ya con su propio conjunto.
De esos discos salieron varios hits.
"El secreto", por ejemplo, contiene el tema
"Mala suerte", que se convirtió en un éxito en varios países latinoamericanos. Henry Fiol ganó gran proyección con esos discos. Llegó a presentarse en Colombia, Venezuela, Ecuador y República Dominicana, entre otros países de la región.
En 1983, cuando lanzó su siguiente disco de estudio, Henry Fiol contaba con un sello discográfico de su propiedad. Le dio el nombre de Corazón Records. Ese año también renombró a su grupo musical como Conjunto Corazón. Con esa estructura, grabó y estrenó sus siguientes tres discos de estudio, como cantante solista. Con los nombres de
"Corazón", "Colorado y negro" y
"¡Juega billar!", fueron publicados, respectivamente, en 1983, 1985 y 1986.
Esta estrategia le sirvió para enfrentar a las disqueras que desestimaban su propuesta musical. El éxito de esos discos demostró una vez más el talento de este singular cantautor neoyorquino. Puso de relieve sus cualidades para interpretar el sonido típico cubano.
Durante esta etapa con Corazón Records, Henry Fiol experimentó un cambio de imagen. Empezó a lucir un vestuario con los colores rojo y negro. Esto se reflejaría igualmente en las portadas de los álbumes. Incluso los accesorios -corbatas, sombreros y el corazoncito-, iban en esos colores o sus combinaciones.
Hacia finales de los ochenta, se sintió un cambio en el gusto de muchos aficionados a la música tropical bailable. El merengue estaba en su apogeo y la salsa experimentó un fuerte bajón. Henry Fiol no logró sortear la situación. Se vio obligado a disolver su grupo musical y a cerrar su compañía discográfica.
Por ese tiempo intentó reinventar su propuesta. Incursionó en la salsa-pop, que fusiona elementos de esos dos géneros de música. Más que una propuesta, parecía un intento por mantenerse dentro de la reñida industria de la música. Lamentablemente, no logró llamar la atención de ningún sello discográfico importante. Sobre este proyecto, que no se materializó, en 1988 dijo lo siguiente. "Algunas Compañías Americanas encontraron el sonido muy latino… y hay muchas actitudes negativas y prejuicios aquí [Estados Unidos] con respecto a algo ' latino' o 'hispano'".
Sin embargo, no se desanimó. Al contrario, siguió adelante. Sus siguientes cinco discos de estudio, estrenados entre 1989 y 2006, salieron con otras disqueras. Veamos algunos detalles.
A finales de 1988, firmó un contrato de grabación con el sello discográfico El Abuelo Records. Con esta disquera grabó y estrenó el año siguiente su séptimo álbum como cantante solista. Con el nombre de
"Renacimiento", este álbum resultó muy especial en la carrera de Henry Fiol. Trabajó junto a su hijo Orlando - pianista y ciego de nacimiento-, entonces de dieciséis años de edad.
Este disco fue muy bien recibido por la crítica especializada. Se dijo que, padre e hijo, crearon una mezcla representativa del sonido típico cubano pero con nueva tecnología musical. Con excepción de las dos trompetas y el saxofón tenor, el álbum fue hecho por Hanry Fiol y su hijo. Ambos estuvieron a cargo de los arreglos y la producción discográfica. El padre como vocalista, coros y percusión. Orlando Fiol en el piano, sintetizador y coros.
En 1991, Henry Fiol logró recomponer al Conjunto Corazón. Incorporando dos trompetas y saxofón tenor, entró de nuevo al estudio de grabación. Ese trabajo dio como resultado el álbum
"Creativo", con Orlando Fiol en la dirección musical. Además participó, junto a su padre, en la producción discográfica y en los arreglos musicales. Este disco, contentivo de ocho canciones, fue respaldado por el sello discográfico Palacio Rodven.
Los tres siguientes álbumes de estudio de Henry Fiol salieron cada uno con una disquera diferente.
"El don del son", de 1994, fue respaldado por Kubaney, un sello discográfico cubano.
"Guapería", publicado en 2002, contó con la disquera colombiana Fonocaribe.
"La juma de hoy", estrenado en 2006, fue editado por Discos Fuentes, también de Colombia.
Más adelante el cantante consiguió reflotar su disquera, Corazón Records. Con este respaldo lanzaría tres nuevos discos, titulados
"De cachete", "Salsa subterránea" y
"Ciudadano del mundo". Fueron publicados, respectivamente, en 2008, 2011 y 2012. Lleva más de una década sin lanzar nuevo material discográfico, pero sus otras actividades musicales se mantienen.
En menos de dos años, Henry Fiol arribará a ocho décadas de vida. Sin embargo, nadie habla de retiro. Al cierre de esta reseña, se supo que continúa con sus presentaciones en diversos escenarios internacionales. En particular en Latinoamérica. En esta región mantiene un público fiel, integrado por varias generaciones de aficionados a la música latina popular bailable.
Se ha dicho que uno sus logros ha sido cantar la vida popular neoyorquina, de los sesenta y setenta. En sus canciones están presentes la ciudad, el barrio y la esquina, con sus circunstancias y su lenguaje. Con gran creatividad y humor, consiguió adaptar el son cubano al entorno que lo tocó vivir.
Incluso, fue mucho más allá. Cuando el formato se lo permitió, ilustró las carátulas de sus discos, ampliando, como pocos, el campo de su hacer artístico.
Vocalista, conguero, compositor, director de orquesta, productor discográfico y empresario musical, Henry Fiol parecía tenerlo todo. Lamentablemente, su éxito comercial no ha estado acorde con su gran talento musical. Nadie le quita, sin embargo ser uno de los grandes de la música latina y caribeña, de los últimos cincuenta años. Su 'son moderno' y su 'música del corazón', siguen sonando.